martes, 13 de abril de 2010

El pianista

Hace ya muchos años, en la Patagonia vivía una joven hija de un terrateniente de muy buena posición socio-económica. Ella era una chica de hermosos ojos azules y cabello moreno, de sonrisa dulce y cautivante. Ella soñaba casi todos los días con salir a viajar para conocer el mundo, hacer nuevas amistades y conocer el amor. Como era una muchacha, no podía salir a conocer el mundo. Ella se desahogaba pasándose tardes enteras tocando su piano. Con la música ella escapaba por algunos momentos de la realidad, podía olvidarse de todas sus preocupaciones.

Una lluviosa noche de agosto mientras ella estaba en la sala del piano tocando llamó a la puerta un hombre. Mientras las criadas fueron a ver quién era ella dejo de tocar y se puso a escuchar para ver quién era, ya que no era común que alguien este de visita a esa hora. Cuando abrieron vieron a un hombre barbudo, medio desarreglado (aunque no era vagabundo), muy mojado y bastante flaco. Entre sus débiles palabras se llegó a entender que andaba buscando un lugar para pasar la noche. Por el aspecto que tenía las criadas dudaban si dejarlo pasar o no, pero la muchacha tuvo compasión del pobre hombre y corrió a la puerta para que lo dejen entrar. Las criadas lo llevaron a una de las habitaciones de huéspedes y el hombre se durmió en seguida.

Después de que haya dormido y comido el hombre recobró un poco sus fuerzas, aunque su respiración seguía siendo pesada y tenía sudores fríos. Los padres de la joven lo atosigaron con preguntas apenas pudo hablar un poco más. Ahí se entraron que no era un vagabundo, la familia lo había rechazado y por eso no tenía donde ir. Cuando le preguntaron de su estado de salud él dijo que solo se había resfriado por la lluvia.

La chica iba seguido a la habitación donde se hospedaba el extraño para ver que estuviese bien. Así fue que hablaban bastante y ella así se entero que era un pianista y que su familia lo había rechazado porque tenía tuberculosis.

Enseguida fue a sus padres a pedirles que llamen a un médico para que atendiera al pobre hombre, pero ellos se negaron argumentando que era un gran gasto y el hombre era un extraño sin ningún status. El desconsuelo que tuvo es inexplicable, pero ella decidió cuidarlo de todas formas. Ya a esta altura ella se estaba enamorando del hombre y él de ella. Con la ayuda de sus criadas llevo su piano a la habitación de huéspedes. Todas las tardes ella iba y tocaba el piano para su amado. Así pasaban los días y los meses, y los padres de ella se empiezan a preocupar por la salud de su hija, por lo tanto le prohibieron entrar a la habitación.

Ella lo seguía viendo a escondidas por unas semanas hasta que no aguantó más y se escapó con él a una iglesia que habían construido los jesuitas por ahí cerca. Allí los recibieron enseguida y les dieron una habitación para que se hospedaran. Los días se les hacían largos en aquél lugar y ella se estaba cansando ya que estaba las 24 horas dedicada a cuidarlo. Mientras tanto la situación de él no mejoraba, al contrario, estaba cada día peor. Su respiración era cada vez más pesada, hasta se le entrecortaba a veces, tosía cada vez más. Estaba muy débil y sabía que no iba a mejorar, que le quedaba poco tiempo. Ambos lo sabían aunque nunca lo mencionaban…

Habían encontrado un piano en la iglesia que se usaba para tocar coros. Se podía usar un rato por día, asique ella como siempre le tocaba alguna pieza. Enfermo y débil como estaba, cuando ella tocaba, parecía recuperar el ánimo y hasta podía sonreír. Una tarde de Octubre, él le pidió en un susurro que le traiga el piano al lado de su cama. Ella con la ayuda de algunos monjes se lo llevaron y él con muchísima dificultad se incorporó y se puso a tocar la pieza favorita de la joven, “raindrops” de Chopin. Ella lloraba confundida entre la alegría y la tristeza porque sabía que le quedaba poco tiempo a su amado. Al terminar la besa y se vuelve a acostar diciéndole que la amaba y que él siempre estaría con ella en esa melodía…

http://www.youtube.com/watch#!videos=7OP2OGS7gKg&v=OcIMvliWM2I

6 comentarios:

  1. Bella y triste.
    Te hace pensar sobre la condición humana y nuestra incapacidad de mirar más allá de lo que nos interesa, nuestra bondad tiene un límite y este es que no afecte nuestro bolsillo, damos lo que nos sobra, hay algún mérito en ello?

    ResponderBorrar
  2. Hola cmo estas? gracias x tu comentario jeje q bueno q t gusto mi pintura, a mi me gusto mucho tu relato, lo escribiste tu?
    saludoz!

    ResponderBorrar
  3. Me encanta la foto que tienes colocada arriba. Tiene que ser una gran experiencia eh!
    Un saludo!(:

    ResponderBorrar
  4. Me encanto la historia...
    Que linda y triste a la vez....

    La cancion es increible, mientras te escribo la estoy escuchando, y juro que la cancion me transmite la misma sensacion que tuve cuando lei la historia

    Sos un idolo!
    Te felicito

    Excelente historia, excelente narracion

    saludos

    Cande

    ResponderBorrar
  5. Cuando no los jesuitas dando cobijo a los incomprendidos =D.

    * La tuberculosis... una enfermedad que no respeta clase social ni posición económica. Pero siempre pensada como una enfermedad de pobres.

    ResponderBorrar
  6. Media luna: muchas gracias por tu comentario. Era uno de los mensajes que trataba de transmitir.

    Lola^^: Que bueno que te haya gustado. Si, lo escribi yo.

    Miss Vanilla-: Es una imágen del Fitz Roy visto desde el lago Capri. Es hermosa la Patagonia! :D

    Cande: Muchísimas gracias por siempre pasarte y dejar tu comentario. Abrazo!

    Rigo: Gracias por tu comentario! muy cierta tu acotación!

    ResponderBorrar