lunes, 27 de septiembre de 2010

imágenes para soñar II (atardeceres y amaneceres)

Bueno, como les gustó tanto la entrada anterior con fotos Patagónicas, pensé en dejarles algunas mas para que disfruten.




La primera imagen es de una extraña formación de nubes pintadas por un atardecer camino a Río Pico, un pequeño pueblito perdido en la cordillera.

La segunda imagen es de un atardecer en alguna parte de la ruta 3 (plena estepa Patagónica, cerca del mar) en la provincia de Santa Cruz.

La tercer y cuarta imagen son dos tomas con diferentes iluminaciones de la cámara de un amanecer sobre el Río Santa Cruz, a unos pocos km del mar.

Espero hayan podido disfrutar tanto como yo estas imágenes que logran mostrar tan solo un poco de la belleza que ofrece la Patagonia Argentina.

martes, 14 de septiembre de 2010

Imágenes para soñar

Aquí les dejo para que disfruen un par de imágenes sacadas en los alrededores de El Bolson en primavera. La calidad de las imágenes no son muy buenas, pero el lugar es tan lindo que si las hubiese sacado con una cámara de celular seguirían siendo hermosas.
Este post va con una dedicación especial a mi amiga Marisa que me estaba pidiendo imágenes del fin del mundo. Espero las disfrutes Marisa!

lunes, 23 de agosto de 2010

dieciocho

Disculpen mi alargada ausencia, estuve con muy poco tiempo estas últimas semanas y por eso no podía terminar esta historia como para publicarla. Pero bueno, aca esta. Espero les guste:




Hace ya un par de meses que salia con este grupo de amigos. Era parte del grupo, aunque siempre se sintio como uno de afuera. Hoy era una de sus tipics salidas. Estaban en la casa de Daniel, estaban casi todos. Tomaban unas cervezas bien frias, charlaban de lo dificil que era elegir una carrera, de como se les estaba cayendo todo el peso del mundo encima (era un poco exagerado, pensaba el, pero en cierto sentido tenian razon).

Mientras les decia porque estaba decidiendo dedicarse a la musica y presentaba su defensa ante los acusadores de tal locura entro Julieta (pero claro el no lo sabia porque no la conocia todavia) y el siguio hablando mecanicamente mientras se asombraba de la belleza de la chica nueva. Nunca antes habia visto una chica tan linda, pensaba. Ella saludaba a todos con una sonrisa cautivante. La siguio de reojo hasta que se sento en la ronda luego de haber saludado. Parecia no haberlo visto, aunque para estas cosas las mujeres tienen como un sexto sentido, asique por ahi lo vio. La charla siguió pero naturalmente el no le presto atención. Estaba fascinado con Julieta.

Como era costumbre, fueron a acompañar a las chicas a tomarse el colectivo y luego fueron a jugar al pool. Cuando llego a la casa se puso a escribir poemas y a componer en el piano. Obviamente los vecinos amenazaron con llamar a la policia y tuvo que dejarlo (la ultima vez que paso eso tuvo que pagar una multa y casi pasa una noche en la comisaria). Resignado se fue a tomar el whisky que su mama guardaba en la alacena mientras meditaba. Por si se le ocurria algo tenia papel y una bic. Mañana podria probar las ideas en el piano.

Bostezaba y miraba el reloj: 11:30 marcaba. Se habia quedado dormido para ir al colegio otra vez. Como vivia solo con la madre y ella casi nunca estaba no importaba mucho. Uno de estos dias se iba a quedar libre. Pero eso no parecia preocuparlo mucho. Luego de dar varias vueltas en la cama finalmente decidio levantarse. Mientras tomaba mate termino de componer las ideas que habia tenido anoche. Su amor por esta chica le daba inspiracion. Nunca antes le habian fluido tan facilmente las ideas. Estaba asombrado con las ideas que le salian (eso que estaba sobrio, pensaba). Estuvo hasta la tarde sin parar, se habia olvidado de comer, estaba hecho una maquina de componer. Tenia hojas tiradas por todo el living, del piano al saxo. Era impresentable la casa, había un lío digno de un genio.

No podia dejar de pensar en Julieta. Tenia que verla, hablar con ella. Era una necesidad que crecia y en cualquier momento estallaría. Agarro su buzo y se fijo cuanto tenia en la billetera antes de salir. Cuarenta pesos no era mucho pero para un cafe le alcanzaría. Mientras pedaleaba por la Av. Pioneros fijandose que ningun inutil lo atropellara pensaba todas las situaciones posibles y que decir o hacer en cada una. Cuando golpeaba la puerta de Julieta se le olvidaron todas las "tácticas" y tuvo que resignarse a usar sus instinctos que despues de todo suelen ser buenos para estas situaciones.

Cuando le abrió la puerta se veia un poco sorprendida, pero se ve que se acordaba de él porque lo hizo pasar con una sonrisa mientras ella se iba a su cuarto a ponerse un abrigo. Esperando en el living, viendo las fotos familiares la forma en que estaba decorada la casa, todo le daba la impresión que tenía una familia muy diferente a la suya. Daba la impresión de ser una "familia perfecta" (aunque todos sabemos muy bien que no existe una familia perfecta, solo mejores y peores) y su familia en cambio...  ahí bajaba ella. Se veía hermosa, si pudiese haber visto su cara cuando la miraba bajar le hubiese dado vergüenza, pero a ella le pareció dulce.

Cuando llegaron al Mamuschka, había poca gente asique pudieron elegir una mesa junto a la ventana donde tenían una excelente vista del lago y las montañas teñidas del atardecer que le agregaba un toque mágico al momento. Charlaban, reían, se conocían, se enamoraban. Los miraba y tengo que admitir que envidiaba un poco su felicidad, el amor que sentían hacia el otro. Pero eso no es lo que les quería contar, no son mis psicólogos. Además los psicólogos no podrían hacer nada con nosotros, no se puede tratar lo que no conoces...

Bueno, volviendo a lo que quería contarles, les birllaban los ojos, bromeaban y se olvidaban del tiempo. Ya a la noche decidieron volverse. Cuando llegaba a la casa de Julieta se miraban a los ojos y desviaban la vista como con vergüenza. Estaban tan nervisos pobres, no sabían como empezar. Tímidamente, y con un poco de torpeza de inexpertos se empezaron a besar bajo la tenue luz que les daban la luna y las estrellas. Con un último beso de adiós la dejo en la puerta y se fue con una inevitable sonrisa de satisfacción. Ella entraba a su casa un poco sonrojada con una mano en la boca y una sonrisita a medias. Se veían tan lindos, tan inocentes. Estaban viviendo un sueño.

Asi pasaron meses en que se veían casi todos los días. Con cada momento juntos ese amor que se tenían crecía y se hacía cada vez mas intenso. El poco tiempo que no estaban juntos era como una lenta tortura, insoportable y agonizante espera. Y yo como siempre, espectador incógnito, los miraba a ellos dos viviendo su fábula. De vez en cuando tuve que intervenir porque se distraían y podrían haber tenido accidentes feos. Y a su reloj le quedaba mucha arena todavía...   igual nunca notaron mi presencia, casi nunca se dan cuenta según lo que pude hablar con los míos.

Todavía me acuerdo su cara nerviosa en el espejo el día que se preparaba para la cena con sus padres, es decir, los futuros suegros. Tenía que salir todo perfecto, pensaba. Su mamá le había dicho que lo llevaría en el auto, cosa que rara vez le ofrecía, asique probablemente ella estaría contenta, creía él. En el viaje hacia allá imaginaba como podría ser la situación para poder anticiparse. Mientras tenía la vista perdida por la ventana del viejo Taunus de su mamá pensaba que contestar a cada pregunta que le harían.

Subió las escaleras de laja hasta la entrada con pasos casi pesados, casi lentos. Cuando tocó la puerta escuchó los pasos apurados y le abrió Julieta. Se quedó parado con una sonrisa en la puerta mirándola. Tenía  un peinado muy lindo, que claro él no tenía idea de como describirlo, y yo menos, pero sabíamos que estaba hermoso. El vestido negro y el chal plateado le quedaban muy bien. El corte del vestido y el escote disimulado resaltaban la belleza que ya estaba ahí. Luego de intentar de decirle con un poco de torpeza lo hermosa que se veía entro. La mesa estaba puesta. A él le parecía como si fuese navidad o alguna fecha así porque no estaba acostumbrado a tanta formalidad, fineza, o como quieran llamarlo. Claramente eran muy diferentes. ¿Que habrá visto en mi? decían sus pensamientos.

Se sentaron a esperar en el living. Se miraban casi sin decir nada. Se notaba que los dos estaban nerviosos, él lo podía ver en sus oscuros ojos. Ella se daba cuanta porque parecía no encontrar una posición cómoda para sentarse, como un perro dando vueltas para acostarse pensaba ella con media sonrisa. "¿Que pasa?"...  "nada ". Tonta y simple mentira, los dos lo sabían. No importaba. Estaban felices y nerviosos a la vez por el paso que estaban dando. Todo el resto podía esperar por ahora.

La cena estuvo todo muy bien, pensaba. Estaban todos bastante felices, o por lo menos eso parecía. De a poco se iba relajando al ver que no era tan terrible después de todo. Parecían gente muy agradable. Ya ni se acuerda de que hablaban. Mas que nada hablaban los padres de ella, el estaba muy callado, sin saber de que hablar, tan solo comentaba para hacer saber que estaba prestando atención (no valla a ser que se ofendan). Después de la cena lo invitaron a tomar un café. Ahí vinieron las preguntas y los momentos incómodos. Y el peor de todos fue el: ¿que estudias? ¿de que trabajas?....   silencio incomodo..  sabía que no le iba a gustar, pero no podía mentirle. "Soy músico"..   podía ver el cambio de expresión en la cara del padre, la mamá tocándole la mano como queriendo decir algo que ya habían hablado, capaz un yo te dije o un no le digas nada. Al rato se fue con un gusto amargo de la visita. Esa vida perfecta y esa ilusión se oscurecieron instantáneamente, se cayeron como puente construido sobre arena. Tenía una sensación horrible...

Al otro día ella había llamado. Había estado llorando, estaba desconsolada, estaba triste. Le habían prohibido  seguir viéndolo. Le habían roto el corazón a ambos. Pero esa prohibición ya todos sabemos es tan inútil como querer retener a un oso por ponerle una correa de perro. Quedaron en que se verían a escondidas, vivirían corriendo lo sabían, pero no podían dejar esto que habían construido con pasión. Buscarle la vuelta, la forma de romper las reglas y no ser atrapado, sí, pero jamás abandonar.

Pero como los padres no son tontos y seguramente han hecho todas las que estaban haciendo estos dos, se adelantaron a la jugada y sabían cuando Julieta estaba saliendo por la puerta casi furtivamente que se iba a verlo a las escondidas. Él pobre se quedo esperando horas en el frío hasta que imagino lo que había pasado. Se fue para la casa de Julieta cuando ya era de noche buscando la ventana de ella, tratando de que nadie lo viera. Le tiró una piedra envuelta con una nota y salió corriendo. Frustración, ira, tristeza y amor juntos eran una sensación rara y poco placentera en su pecho que ardía. ¿Que iba hacer? esto no podía seguir así, claro que no. Por lo menos no por mucho tiempo. Ya se le iba a ocurrir algo.

Lo habían planeado bien. Él estaba esperando en la esquina como habían dicho. Tenía todo lo que necesitaba en su mochila y su bolso. La ansiedad y los nervios lo estaban matando esa noche. ¿Si nos agarran? nos matan..  mas que nada a mi..    Igual todo había salido mejor de lo que podría haber pedido. Sus tíos en Córdoba estaban felices de poder ayudarlos, hasta había conseguido un pasaje barato y a la madrugada cosa de irse antes de que alguien pudiese darse cuenta de lo que había pasado. Había conseguido hasta un trabajo para tocar en un bar y-  Ahí estaba ella y sus bolsos. Se besaron y salieron corriendo para la terminal de ómnibus. Tenían 30 minutos de caminata con el peso de los bolsos. Tenían que apurarse. Los dos tenían miedo, pero lo ocultaban. Tenían miedo e incertidumbre de lo que pasaría de aquí en adelante. Pero de una cosa estaban seguros y es que querían estar juntos, y nadie les iba a quitar eso. Y si esta era la única forma de estar juntos, que así sea.

Estaban en la terminal. De a poco se iba aclarando el cielo mientras esperaban. Los dos estaban callados, y no era por el cansancio. Tan solo esperaban agarrados de la mano. Ahí llegaba el ómnibus. Con cada bolso que cargaban en su mente el peso de la decisión que estaban tomando se hacía mas grande. Eso sí, tomaban coraje y agarraban el resto del equipaje.  Siendo las 5:02 de la madrugada el ómnibus partió casi vacío hacia Córdoba, rumbo a una nueva vida...

miércoles, 4 de agosto de 2010

Leyenda del Puente del Inca

Cuenta la leyenda que hace muchos años, el heredero del trono del Imperio Inca se debatía entre la vida y la muerte, siendo víctima de una extraña y misteriosa enfermedad. Las curas, rezos y recursos de los hechiceros no lograban nada. El pueblo desesperaban por no poder devolverle la salud. El pueblo amaba intensa y entrañablemente al Príncipe de los Incas. Invocaba a sus Dioses y realizaba sacrificios en su honor.

Fueron convocados los más grandes sabios del reino, quienes afirmaron que sólo podría sanarlo el maravilloso poder del agua de una vertiente ubicada en una lejana comarca. Partieron en numerosa caravana, vencieron infinidad de dificultades, marcharon durante meses en que veían agotadas sus fuerzas, y un día se detuvieron ante una profunda quebrada, en cuyo fondo corrían las aguas de un tempestuoso río.

En frente, en el lado opuesto, se observaba el codiciado manantial, pero... ¿cómo hacer para llegar a ese inaccesible lugar? Meditaron durante mucho tiempo, tratando de buscar una forma de llegar hasta las milagrosas aguas, pero todo era en vano.

Cuando ya la desesperación los dominaba aconteció un hecho extraordinario, de pronto se oscureció el cielo, tembló el piso granítico y vieron caer desde las altas cimas enormes moles de piedra que producían un estrépito aterrador. Pasado el estruendo, y más calmado el ánimo, los indígenas divisaron asombrados, un puente que les permitía llegar sin dificultad hasta la fuente maravillosa. Transportaron hacia ella al Príncipe, quien bebió de sus aguas y pronto recuperó la salud.

Así surgió ese arco monumental de piedra, que recibió el nombre de “Puente del Inca”, que se levanta custodiado por el Aconcagua, rodeado por la imponente belleza de los Andes.




Espero la hayan disfrutado. Por ahora esta es la última leyenda que les dejaré. Para mi próximo post tengo un cuento corto que seguro les va a gustar.

miércoles, 21 de julio de 2010

Elal y Teluj

Siguiendo con las leyendas Patagónicas acá les dejo otra para que disfruten:

Elal se enamoró de Teluj (el lucero del amanecer), hija del sol y de la luna. Su madrina convertida en cisne lo alza sobre el lomo y emprende el vuelo al Este, sobre el mar. Al llegar la noche, ya cansados, Elal arroja una flecha sobre el agua formando un grupo de Islas. (¿Malvinas?) donde descansan para proseguir viaje rumbo al sol.

Cuando llegaron, su madrina, que como ya sabemos era bruja, convertida en mosca, se ubica en la oreja de Elal para indicarle paso a paso lo que debía hacer.

Nuestro héroe le pide al Astro Rey el permiso para casarse con su hija y éste, no contento con el pretendiente, le impone una serie de pruebas en las que tendría que poner de manifiesto: ingenio, inteligencia y valentía. En caso de salir airoso en todas, le otorgaría el permiso.

La primera consistía en rescatar un anillo que estaba dentro de un huevo envenenado al fondo de una caverna custodiada por un guanaco que mataba con la mirada. Mientras la mosca distraía al animal posándose en sus ojos y orejas, Elal lo mata con un certero golpe de shome (boleadora de dos bolas), luego le quita la piel y cubierto con ella penetra en la caverna. Allí utiliza el arco y la flecha para romper el huevo que estalla desparramando veneno, pero Elal se despoja de la piel salpicada y recupera el anillo.

Teluj, hecha mujer, lo aguardaba en un palacio al fondo de un frondoso jardín. Cuando Elal pretendió avanzar, a cada paso el suelo se convertía en pantano. Camina hacia atrás, le dijo la mosca, y no arranques flores, pues se convertirán en víboras. Así lo hizo hasta llegar a la puerta del palacio de donde asomaron dos mujeres; una joven hermosa luciendo “kai eorrenk” ( quillango de color blanco) y la otra vieja, deforme y harapienta. En realidad la vieja no era otra que Teluj disfrazada por orden de su progenitor para despistar a Elal. Advertido por su madrina eligió la verdadera.

“Has acertado nuevamente” dijo contrariado el sol, pero tendrás que superar todas las pruebas que te dé, y le fue dando tantas para dilatar el tiempo, a la espera que el pretendiente desistiera de sus intenciones, que no le alcanzaría la vida para cumplirlas. “Escapa con ella, el padre no te dará jamás el consentimiento” le aconsejó la madrina. Y huyeron juntos para siempre. Pero Teluj, temerosa de la furia de su padre, cuando éste sale, se esconde.

miércoles, 14 de julio de 2010

Leyenda del Cerro Tronador


La Patagonia es una tierra plagada de mitos y leyendas. Hoy les dejo para que disfruten una sobre el Cerro Tronador que para los que no saben lleva ese nombre por los sonidos de trueno que hace cuando tiembla.

El misionero jesuita P. Mascardi, según las crónicas, ya en el año 1670, recogió entre los indígenas la siguiente leyenda: Linco Nahuel, que quiere decir "Tigre de Ejército", era un cacique muy valeroso y tan celoso de sus dominios que no permitía a nadie acercarse a ellos.

Para su vigilancia mantenía centinelas en todas las alturas. Hubo un día en que llegó hasta el pie del cerro una tribu de hombres enanos. Venían armados. Con flechas enarboladas lograron vencer y tomar prisionero a Linco Nahuel y gran número de su gente. Los empujaron hacia la cumbre y comenzaron a arrojarlos uno a uno al abismo del cráter. El soberbio cacique Linco Nahuel, fue obligado a contemplar desde la cúspide el doloroso espectáculo de ver cómo los enemigos, a pesar de ser tan pequeños, despeñaban a sus queridos súbditos. Ante este hecho insólito se estremeció el Pillán, o espíritu dueño del cerro que tiene su morada en el interior del mismo, quien profundamente disgustado por la violación de sus dominios, envolvió en nieve a todos los combatientes, araucanos e intrusos, y los precipitó rodando valle abajo. Solamente respetó a los dos caciques contrincantes a quienes transformó en dos riscos que se ven ubicados frente a frente en el filo del cerro. El propósito que perseguía era el de que escucharan el fragor incesante que producían los precipitados en la profundidad del volcán.




Vista del cerro:

















Vista desde la cima.

miércoles, 7 de julio de 2010

Fotos patagónicas

Les dejo algunas fotos de la estancia "La Luchita" para que disfruten:



















miércoles, 30 de junio de 2010

Recuerdos (segunda parte)

Una vez afuera del hielo continental encontramos un arroyo al lado del cual acampamos e hicimos un fuego. Habíamos salido, pero todavía estábamos hambrientos y débiles, aunque con las esperanzas renovadas. Al otro día empezamos a bordear el arroyo que eventualmente se hizo un río. Después de otros cuantos días a pie llegamos a La Leona, un refugio/hotel que nos abrió sus puertas. Nos dieron una pieza con algunas camas cuchetas, una comida caliente y un baño. Después de esa experiencia era como si hubiésemos llegado al paraíso. Al verme en el espejo me parecía estar viendo a un espectro y no el rostro de un hombre. Tenía ojeras, la cara media morada por el frío, me habían crecido unas cuantas canas y estaba extremadamente flaco. Después de un buen baño y un plato caliente de comida ya te sentías mucho mejor.

Esa noche dormí como un bebé. Al otro día me levantó una mujer muy hermosa con una sonrisa y una bandeja (me había traído el desayuno a la cama). Me tuve que pellizcar porque (y esto me lo acuerdo muy bien) pensé que estaba soñando. Pero su dulce voz era muy real, aunque de una realidad casi utópica. Por adentro lamentaba conocerla en esta circunstancia. Estaba totalmente demacrado. Si me veía igual que ayer no inspiraría mucho amor, mas que nada lástima. Y nunca fue mi idea dar lástima. Todo lo bueno que tenga en mi vida tenía conseguirlo por mi cuenta y no como un acto de caridad (así me había enseñado mi padre). Siempre luchar por lo que uno quiere. Y por sobre todo nunca darse por vencido. Perdón, ya me fui por las ramas. Creo que ese no era el punto.. eeh... a sí, la chica. Como puedo perderme así, que vergüenza. Ya estoy viejo.

Esa mañana no pude dejar de pensar en ella. En todo la veía a ella. Así como el dicho todos los caminos llevan a Roma, en mi mente era todos los caminos llevan a Jeannette (si, hasta su nombre era hermoso). Nunca había sentido una conexión tan fuerte con alguien y menos con alguien que apenas conocía. Desde ese día empecé a creer en el amor a primera vista, porque seguramente era lo que me estaba pasando a mí.

Cuando juntaba el valor suficiente cambiábamos algunas palabras y de a poco nos íbamos conociendo. Era tan difícil hablar con ella, estaba totalmente aterrado porque era inalcanzable (por lo menos en mi mente). Pensaba cada palabra una y otra vez como una jugada de ajedrez, pero cada vez que me acercaba se me borraba todo y terminaba quedando en jaque yo. No lo comprendía, jamás me había pasado esto, nunca había tenido problemas para acercarme a una chica. Pero claro ninguna era ni cerca de lo que era ella. Supongo que era todo culpa de mi mente que me traicionaba una y otra vez...

Pero como ya dije antes, no me doy por vencido fácilmente. Pegaba el salto y me daba la cara contra el piso y me volvía a levantar para tomar carrera y saltar de vuelta y otra vez darme la cara de lleno contra el suelo. Mis amigos me preguntaban que me estaba pasando que estos últimos días me veían raro. Yo como siempre fui muy introvertido y les dije la tonta mentira: "nada". Supongo que no me habrán creído, pero poco me importaba (o por lo menos fingía que no me importaba). En realidad si me importaba, pero como siempre me engañaba a mí mismo diciéndome que no me importaba y terminaba dejando todo enterrado dentro mío, consumiéndome lentamente.

Ella un día me preguntó que me pasaba. A ella no le mentiría. Con mi mente y corazón corriendo muy por delante mío logre sacar las palabras, le fui diciendo todo lo que me pasaba, como me había enamorado de ella a primera vista, como no podía decirle todo esto y como me estaba atormentando eso. Cuando terminé de decirle hasta la última palabra fue como si se hubiese roto un hechizo y todo volvía a su tonta realidad. Pero casi sin saberlo nos estábamos besando con pasión y todo volvía a ser mágico de vuelta, estaba de vuelta en el cuento de hadas solo que esta vez lo estaba disfrutando. Disfrutaba cada instante de sus dulces labios, del perfume en su pelo, de la suavidad de su piel. La miraba a los ojos y me perdía en su mirada, le brillaban mas, me sonreía. Fue un momento perfecto.

martes, 22 de junio de 2010

Recuerdos

Cambio un mueble de lugar, subo las escaleras, me agito un poco. Me empiezo a cansar. Pienso lo mucho que he cambiado con estos años. Ya no soy ese escocés que le hizo frente a una Patagonia desconocida y salvaje. Miro hacia atrás con cierto orgullo al hombre que solía ser.
Pero en estos años ha cambiado tanto que me pregunto si soy el mismo. Llego a pensar incluso si fue un sueño y ese hombre jamás existió. Esos recuerdos parecen cautivos de un mundo lejano e inalcanzable. Pero una vez que la mente me plantea todos esas jugadas torcidas me pongo a ver alguna que otra foto que tengo con mis amigos en Chubut, en Santa Cruz. Veo la página de diario que aún conservo de aquella vez. Entre todo eso encuentro una foto de ella y todo empieza a volver, los recuerdos me traen emociones muy fuertes, especialmente los que tienen que ver con ella. He encontrado la llave para entrar a ese mundo mágico.

Había llegado a la Patagonia buscando nuevas oportunidades. Argentina era en ese momento la tierra de las oportunidades, asique estaba seguro que las encontraría. Estuve un año en la península valdés haciendo trabajos en el puerto para juntar plata y poder irme a alguna otra parte del país, recorrer lugares solitarios de la Patagonia. Ahí conocí a algunos escoceses, galeses e irlandeses que son los que me acompañarían en mi aventura. Cuando junté el dinero suficiente para todo lo que necesitaba partí con estos seis amigos hacía la cordillera.

Íbamos hacia el sur. Los paisajes te dejaban atónito. Lo más increíble era la soledad de aquellos lugares. La soledad los hacían mágicos, le agregaban misterio. El silencio abrumador era interrumpido por el viento que te castigaba sin piedad, y si prestabas atención por el ruido de algún arroyo o río brotando con vida, o un cóndor o águila. Por las noches había que luchar contra el intenso frío. Igual como me había criado en Escocia estaba acostumbrado. Pero durante el día al recorrer esos lugares decidías que valía la pena bancarse todo eso.

Aunque todo eso era una hazaña en sí misma casi, lo que realmente destacó fue cuando encontramos lo que hoy se llama "el hielo continental", extensiones inmensas de hielo en la provincia de Santa Cruz, llegando al límite con Chile. Al descubrirlo no pudimos seguir indiferentes nuestro viaje. Tomamos provisiones y nos aventuramos hacía adentro.

Caminar sobre esa superficie de hielo cubierto con nieve era muy cansador. Estabamos avanzando menos de lo que creíamos que ibamos a poder. Pero abandonar no era una opción... asique le hicimos frente de todas formas a esa tierra salvaje e indomable. Uno de los días nos agarró una tormenta de nieve y viento. No se veía más de 1 metro delante tuyo. Te tropezabas con muchísima facilidad. Duró unas 2 horas en las que seguimos caminando de todas formas (tratar de armar las carpas con ese intenso viento sería totalmente inútil). Cuando terminó la tormenta ya había oscurecido, asique acampamos ahí mismo. Al otro día, el que tenía la brújula nos despertó a todos desesperado. No encontraba la brújula. Creía que se le había caído durante la tormenta alguna de las veces que se tropezo.

Salimos todos enseguida a buscar en la nieve aunque sabiamos que sería buscar una aguja en un pajar. Después de un rato nos dimos por vencidos, era una pérdida de tiempo. Decidimos intentar volver sobre nuestros pasos para poder salir de aquél lugar, tan hermoso como letal. Estuvimos una semana caminando sin ver nada que nuestra mente reconozca. Estabamos claramente perdidos.

A las dos semanas, ya nos quedabamos sin provisiones. Cualquiera sabe que para hacer ejercicio físico se necesita bastante energía. Para mantener el calor corporal se usa más energía todavía. Estabamos en un serio problema. Ahí no había nada que pudiesemos cazar para comer. Y no hay plantas ni bichos tampoco. Era una pesadilla... Nos peleabamos constantemente. El estrés nos estaba empezando a dividir como grupo, nos hechabamos las culpas. El pobre que perdío la brújula fue el que peor la pasó. Yo me hechaba la culpa porque había sido el de la idea. Tendríamos que haber avisado a otras personas por si pasaba algo asi que nos fuesen a buscar con un grupo de rescate. Pero ahora ya era muy tarde.. el error estaba hecho. Ya saben como dicen: de nada sirve llorar sobre la leche derramada.

Ya era la tercer semana y todavía no encontrabamos la salida. Estabamos débiles, casi moribundos diría yo, no se, por ahí me acuerde mal, no estoy muy seguro. Pero me acuerdo sí que no estabamos diez puntos. Nuestra razón no era nuestra mejor cualidad en ese momento, la desesperación que teníamos no lo permitía. Había algunos que se querían dejar morir, que decían que era inútil seguir caminando y buscando la salida. Con la ayuda del resto del grupo pudimos alentarlos y convencerlos de seguir. De eso estaba muy seguro: no iba a dejar que nadie se muera mientras pueda evitarlo. El fracaso nunca fue una opción para mi.

Ya a la cuarta semana ni los mas optimistas de nosotros tenía esperanza. Pero esa fuerte convicción de que no había que abandonar la esperanza nos hizo seguir adelante. Ya al final de la semana cuando parecía que moriríamos en cualquier momento vimos de lejos lo que parecía un bosque y el final del hielo. Yo miraba a mis compañeros pensando que estaba alucinando, que eran todos trucos de mente. Pero la cara de asombro y alegría de ellos me convencía de lo contrario. Estabamos destrozados físicamente, pero de alguna forma encontramos fuerza y hechamos a correr como locos.

Al llegar al primer árbol creo que lo abraze de la alegría que tenía. Pero la verdad es que esas memorias están medias confusas. Capaz fui mas sensato, o menos, ya no se. Lo único que se es que un milagro nos sacó a todos vivos de aquél lugar. De eso no hay duda.

miércoles, 2 de junio de 2010

Escalada al Fitz Roy

Corría el año 1968 en la provincia de Santa Cruz. Era un verano hermoso, el bosque de la cordillera lleno de sus bellezas exóticas florecidas. Cuando corría a la mañana por el bosque los pulmones se me extasiaban de tanto aire puro, los perfumes de la flora inundaban todo. Ese año tenía un objetivo descomunal: escalar el Fitz Roy. Si, el Fitz Roy! mis amigos y mi familia me decían que estaba loco. En el fondo sabía que tenían razón, pero simpre fue mi obsesión ese cerro.

Por suerte tenía un amigo igual o más loco que yo, José Luis. Cuando se enteró de que quería escalarlo enseguida me dijo que se venía conmigo. "Nada de andar haciendo locuras y dejarme afuera" me decía. Era un muy buen alpinista, desde que tengo uso de razón que andaba escalando. Habíamos aprendido casi juntos, pero el tenía un poco más de experiencia que yo.

A mediados de enero después de prepararnos mental y fisicamente para lo que probablemente sería uno de los desafíos mas difíciles de nuestras vidas juntamos coraje y salimos. Mientras haciamos la parte de trekking hacía el pie de la montaña me acuerdo que tenía una mezcla de nerviosismo y adrenalina increíble. Todavía me acuerdo como si fuese hoy. Ni una palabra dijimos llendo para allá. Cuando llegamos al pie de la montaña los 2 nos quedamos helados. Esa imponente belleza es capaz de dejar boquiabierto a cualquiera.

El prinipio del ascenso fue bastante más fácil de lo que esperabamos y lo hicimos a un paso relativamente rápido, pero con cada metro que ascendiamos se hacía más difícil y canasador. Después de casi una hora y media en que yo iba colocando los seguros para la escalada decidimos tomar un descanso. No habalabamos casi. Ese lugar te hace tan pensativo que cualquier palabra estaría de más. Hablabamos lo mínimo indispensable. La belleza autoctona de ese lugar tan solitario era como si fuese demasiado para que nuestros sentidos puedan tomarlos. Parecía un sueño.

Ya cuando estabamos en el último tramo empezamos a tener mucho miedo. El frío y el intenso viento hacían del ascenso final una hazaña de héroe. Los músculos ya no te respondían normalmente, si es que respondían. Y a cada instante el intenso viento amenazaba con tirarte al abismo. Pero ya faltaban muy pocos metros. Además ya era tarde para echarse atrás. Tengo grabado como con fuego el momento que llegamos a la cima. Es casi imposible explicar con palabras la sencación que se tiene al estar ahí arriba y mirar hacia el horizonte casi sin fin esconderse entre nubes, mirar hacia el sur y el norte y ver la cordillera en toda su majestuosidad como sin límites. Lágrimas de emoción caían silenciosamente por nuestras mejillas. Jamás olvidaré aquélla experiencia.

Ya cuando estabamos bajando el sol que nos había acompañado a la mañana nos abandonaba y se nos venía encima lo que parecía una tormenta bastante fiera. Esa tormenta que se avecinaba tan rápidamente como embrujando todo el lugar nos hacía ir más rápido de lo que podiamos. Estar en una monataña de esas características durante una tormenta puede ser una de tus peores pesadillas hechas realidad.

Nos estaba alcanzando la tormenta a pasos agigantados, no llegaríamos abajo antes que la tormenta. El viento se estaba enfureciendo y el calor se nos escapaba. Nos parecía ver a la muerte cara a cara. Pero no había tiempo para que el miedo nos paralice, había que seguir moviendose, no dejar que el frío haga su trabajo, escaparle a esa amenaza de muerte que conllevaban esas negras nubes.

José Luis y yo estabamos bajando una pared de piedra lisa de unos 15 metros, ya estabamos a la mitad de la montaña mas o menos, parecía que escaparíamos a la muerte. Quedando 6 metros para bajar se resbaló y cayó a las rocas que había al pie de esta pared, lo único que impidió que siga cayendo. Bajé tan rápido como pude para alcanzarlo, mientras escuchaba sus gritos de dolor ahogados por el sonido del viento. Cuando llegué abajo me decía que la pierna izquierda le dolía muchísimo y que no la podía mover casi. Seguramente estaba quebrada o fisurada. El problema es que todavía quedaba un tramo para poder bajar y no podíamos pedir ayuda de ningún tipo más que rogar al cielo por ayuda divina.

Corte la tela de una campera que tenía puesta para envolverle la pierna en un intento de inmovilizar la parte lastimada. Con eso y una de las cuerdas extras nos la arreglamos bastante bien. Ahora el tema era terminar de bajar. Probamos a ver si podía pararse y caminar un poco. Le costaba horrores pero podía moverse un poco con ayuda, asique empezamos a bajar con cuidado. Seguimos asi por un rato hasta que llegamos a una parte que no se podía bajar caminando. Después de un buen rato de pensar decidimos que yo bajaría primero y después uniríamos nuestros arneses con una cuerda para que yo pueda hacer de contrapeso y él pueda bajar sin casi hacer fuerza. Fue díficil porque yo tenía que hacer muchísima fuerza para que baje despacio y no se lastime mas de lo que ya estaba, pero lo logramos.

Seguimos de la misma forma por horas que parecían eternidades. Parabamos muchísimo a descansar porque la pierna de Jose Luis estaba soportando más de lo que podía. Y asi nos alcanzó la helada noche sin cobijo y con el cansancio de lo que parecían ya semanas de montañismo extremo. Pero no podíamos darnos el lujo de parar a descansar demasiado. Había que mantenerse en calor, lo cual implicaba mantenerse en movimiento. Gracias a Dios habíamos sido lo suficiente sabios como para tener antorchas para casco aunque no habíamos planeado andar de noche. La oscuridad hacía nuestro díficil descenso aún más dificil. Con cada paso que dabamos esperabamos lo peor.

Ya a las 7 de la mañana, luego de 25 horas de montañismo extremo sin descanso llegamos al pueblo. No lo podíamos creer. Lo habíamos logrado! nos caían las lágrimas de la alegría. Pensamos que se nos había acabado el tiempo en este mundo. Pero parece que habíamos burlado a la muerte esta vez. Que bien se sentía el calor de una taza de frambuesa caliente sentado junto al hogar prendido. La seguridad de allí dentro la valoraba como oro ahora.

Jose Luis pudo ser atendido por un médico local que hizo muy bien su trabajo. Con unos meses de recuperación podría volver a escalar. Sin embargo nunca volvió a hacerlo. Yo escalé unos años más, eso sí, nunca más deafié al Fitz Roy...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Viaje complicado

Esto ocurrió hace 4 años en la provincia de Santa Cruz. Eramos 4 viajantes en una Ford Aerostar del '94. Veniamos de una noche de lluvia en carpa, hecho que puede llevarte a perder la paciencia. Habíamos salido hace 4 horas aproximadamente de El Chaltén, un hermoso pueblito de la cordillera. La semana anterior había estado lloviendo muchísimo, por lo tanto los caminos que no eran de asfalto estaban prácticamente intransitables.

A nosotros no nos importó las noticias de lo poco recomendable que sería meternos en unas huellas que nos llevarían a la estancia "La Luchita". Por ahora venía todo bien. Las huellas estaban muy marcadas lo único, por lo que había que manejar un poco afuera de ellas para que el fondo del vehículo no toque el suelo. Pero esas cosas son normales en un viaje de este tipo asique todos ibamos tranquilos.

Eran las 19 hs. apróximadamente cuando los frenos nos empezaron a fallar. Si hay algo que es imprescindible tener en un viaje de este tipo son: rueda de auxilio, frenos y kit de herramientas básicas. Sin los frenos no llegaríamos muy lejos, o mejor dicho, llegaríamos demasiado lejos..

Cuando paramos para ver que pasaba vimos que el tambor de freno de la rueda izquierda trasera estaba bastante golpeada del viaje que habíamos hecho a Río Pico. La ruta que lleva a ese pueblito esta hecha con piedras. La más chica es del tamaño de un puño. En el pueblito nos habían comentado con certeza que el único auto que se bancaba esa ruta era el Falcon, fierro argentino por excelencia.

Cuando logramos por fin sacar la rueda y abrir el tambor de freno (con el frío que estaba haciendo era difícil mover los dedos) nos encontramos con un desastre. Los resortes estaban rotos y el resto de las piezas chicas estaban prácticamente pulverizadas. Todos nos mirabamos en desesperación anhelando que el otro tenga una solución (aunque sabíamos muy bien que no la tenía mas que nosotros). La soledad en ese horizonte infinito era tan hermosa como desesperante.

Pedir ayuda sería inútil. La grúa no llega, y si teníamos la suerte de que sí vendría de lejos y hasta que llegase sería el otro día ya y nos saldría el valor de muchísimos suledos. Estuvimos urgando entre las herramientas un buen rato buscando alguna solución hasta que encontramos un pequeño tornillo. Se nos ocurrió usarlo para anular el freno que no andaba tapando la salida de líquido de freno de esa rueda. Cuando lo pusimos le sobraba un poco de espacio por los costados.. no serviría. Buscamos en un compartimento que hay abajo del asiento y encontramos un rollito de teflón... nunca en nuestra vida habíamos estado tan contentos de haber encontrado un rollito de teflón.

Puesto el teflón en el tornillo procedimos con nuestra obra maestra. Lo pusimos y parecia andar bien. Para asegurarnos de que estuviese funcionando correctamente uno bombeaba el freno y otro miraba el cañito. Si, el cañito perdía líquido cuando se frenaba. Asique volvimos a repetir el proceso una o dos veces más y finalmente quedó. La rueda con el freno roto anulado y las otras tres funcionando a la prefección. Que bien se sentía bombear ese freno y sentir la respuesta. Lo increíble fue que ese "atado con alambre" nos duró un año...

lunes, 26 de abril de 2010

El encuentro

Estaba mirando atentamente mientras llegaba a la términal de autobús de San Carlos de Bariloche. Antes de entrar se acomodó bien su camisa y corbata, y se sacó el polvo que se le había pegado con el viento. Frenó su metódico caminar por un instante, inhaló profundo y entró.

Una vez adentro miró bien pero no logró encontrarla, asique se dirigió hacia uno de los trabajadores de allí preguntandole por el colectivo que venía de Córdoba. "esta atrasado señor... en esta época del año las nevadas dificultan la entrada a la ciudad".... .... "Gracias".

Después de unos 5 minutos que estuvo esperando dentro se impacientó y salió a caminar poniendose el sobretodo nuevamente. El sol y el viento le daban en la cara que escondía muy bien la ansiedad que tenía. Miraba su reloj, la ruta en el horizonte y los colectivos que llegaban de a ratos a la terminal... ¿por que no llega? ¿se habrá arrepentido?... pero no seas tonto, porque se va a arrepentir. Además todavía ni llegó el colectivo, ¿como sabes que no se subió?... claro ¿por qué no se subiría?. Finalmente resignado se sentó a esperar en un banco que miraba hacia el lago. Esa vista lo calmaba y se acordaba como empezó todo..

Había sido una tarde de noviembre del año anterior, es decir 1981. Estaba visitando unos familiares de Buenos Aires y se había ido a matar unas horas libres sandwich en una biblioteca de Capital. Agarró un par de libros que ojeó y dejó enseguida, no había nada muy interesante. finalmente se topó con un libro que tenía unas anotaciones hechas en lápiz en los márgenes que lo atraparon. Había algo en los pensamientos anotados que le parecían muy interesantes. La caligrafía de las notas le daban la impresión de alguien inteligente, delicada y dulce. Cuando vió la hora que era se apresuró para llevarse el libro y buscar un taxi para ir al café en donde se encontraría con su heramana que de seguro ya lo estaba esperando, y estaba embarazada de mellizos! y yo acá con la mente perdida!! pobre! me va a querer matar!.... se reía solo al acordarse la situación. Todavía no llegaba el colevtivo... Siempre todos tarde en este pais!! bueno, habrá que seguir esperando. Vió el reloj, apenas habían pasado 3 minutos y 20 segundos desde que se había sentado (sí!, contaba los segundos). Me estoy volviendo loco!

Esa misma noche terminó de leer las anotaciones del libro al volver del café. Al terminar de leer el libro vió que estaba anotado el nombre de la que había sido la dueña: Giannina Patrignami. La hija de algún Italiano que vino escapando de la guerra (o de las secuelas) seguramente, pensó él. Con mucho esfuerzo y con la inversión de unos cuantos dólares logró obtener la dirección de la mujer en Córdoba capital. Le había mandado una carta presentandose invitandola a escribirse. ¡Cuánto trabajo le había llevado esa corta carta!, había puesto todo su esfuerzo en no parecer algún psicópata que la seguiría como un loco... al parecer no le pareció eso a la mujer ya que al poco tiempo recibió una respuesta a su residencia en Bariloche. Y así estuvieron ida y vuelta por un mes y medio más o menos, todo iba muy bien hasta que llegó abril... a él lo embarcaron hacía las Malvinas. A muchos de sus amigos y conocidos también (éran todo jóvenes). Qué desesperación que tenía! en el frío y húmedo viaje lo único que podía pensar éra en Giannina. Él le mando una carta desde las islas diciendo que al volver (si volvía pensaba él aunque no lo escribía) quería conocerla personalmente, que se estaba enamorando de ella. Ella le escribió varias veces mientras estaba en las islas pero jamás las recibió, como no tenía respuestas ella dejó de escribir.

Pasaron las horas, los días, las semanas que parecían sin fin. ¿Cuándo terminaría todo ese sufrimiento? Entre la guerra y silencio de su amada se sentía desolado. Pero junto con Junio llegó su alivio, el oficial a cargo de su unidad les anunció la rendición Argentina y que pronto estarían de vuelta. A las pocas semanas volvío al continente y a su ciudad. En seguida le escribió a Giannina diciendo que estaba de vuelta y que estaba deseoso de poder conocerla pronto. Ella aliviada de que por fin tuvo noticias de él le dijo que se iría a Bariloche, el colectivo llegaba a la terminal a las 16 hs. del día 12 de Agosto. Élla llevaría una rosa roja en el abrigo para que la identificara. Y son las 16:15 hs. y todavía no la he visto! espero que no le haya pasado nada al colectivo, esa ruta es tan traicionera!... No digas esas cosas!!

Su mirada no se apartaba de la ruta, excepto para ver las agujas de reloj moverse lentamente (¿moverse lentamente? si siempre se mueven igual). Ruta, reloj, ruta, reloj... ya eran las 16:20, se estaba levantando para entrar a la terminal a preguntar de vuelta a ver que pasaba, cuando derrepente vió entrando un colectivo que decía: Córdoba-Bariloche. Su corazón pegó un salto tan grande que pensó que le saldría por la boca. Debe de ser ese! seguro que es ese! que nervios!.... concentrate! buscá la rosa roja en el abrigo.

De a poco iban bajando del micro hasta que había unas cuantas personas alrededor entre viajantes y familiares y amigos que recibían con besos y abrazos y pronto era un murmullo de voces encendidas de entusiasmo y algunas con lágrimas de alegría (siempre hay alguna tía o abuela sensible). De pronto vio salir de ese tumlto una jovencita hermosa. Tenía ojos azules con mirada dulce, cabello ondulado y morocho y un rostro tan tierno que al verla se quedó atónito viendola. Casi en seguida se recompuso al darse cuenta que caminaba hacía él. "¿vas hacia allá bombón?"... se quedó mudo, no lo podía creer. Estaba por seguirla cuando vió detrás de ella una mujer con una rosa roja en el abrigo. Era ella, Giannina, una mujer de unos 40 años, no muy linda pero de rostro simpático e inteligente. No sabía que hacer y mientras la joven ya lo había cruzado y se estaba alejando. No dudó mas, agarro con firmeza el libro de Giannina que usaría para identificarse y fue hacia ella. Al final yo me enamoré de ella sin verla, ¿porque debería ser diferente ahora?, ella me acompaño y espero sinceramente cuando estuve en Las Malvinas, no la puedo dejar ahora que se vino para conocerme por ir tras la hermosa joven.

Ella parecía no reconocerlo a pesar de que tenía el libro visible. Se acercó un poco más y se presento a ella, tratando de que su voz no suene a defraudado. Pero con cada palabra se convencía de que esa éra la impresión que estaba causando. Al terminar de presentarse la invitó a salir. La mujer con cara desconcertada le dijo que no estaba segura de que es lo que estaba pasabdo pero que la jovencita que acababa de pasar le había pedido en el micro que al bajarse usara esa rosa y que si me invitaba a salir le dijera que élla lo espera en el café que hay aca en frente...

martes, 13 de abril de 2010

El pianista

Hace ya muchos años, en la Patagonia vivía una joven hija de un terrateniente de muy buena posición socio-económica. Ella era una chica de hermosos ojos azules y cabello moreno, de sonrisa dulce y cautivante. Ella soñaba casi todos los días con salir a viajar para conocer el mundo, hacer nuevas amistades y conocer el amor. Como era una muchacha, no podía salir a conocer el mundo. Ella se desahogaba pasándose tardes enteras tocando su piano. Con la música ella escapaba por algunos momentos de la realidad, podía olvidarse de todas sus preocupaciones.

Una lluviosa noche de agosto mientras ella estaba en la sala del piano tocando llamó a la puerta un hombre. Mientras las criadas fueron a ver quién era ella dejo de tocar y se puso a escuchar para ver quién era, ya que no era común que alguien este de visita a esa hora. Cuando abrieron vieron a un hombre barbudo, medio desarreglado (aunque no era vagabundo), muy mojado y bastante flaco. Entre sus débiles palabras se llegó a entender que andaba buscando un lugar para pasar la noche. Por el aspecto que tenía las criadas dudaban si dejarlo pasar o no, pero la muchacha tuvo compasión del pobre hombre y corrió a la puerta para que lo dejen entrar. Las criadas lo llevaron a una de las habitaciones de huéspedes y el hombre se durmió en seguida.

Después de que haya dormido y comido el hombre recobró un poco sus fuerzas, aunque su respiración seguía siendo pesada y tenía sudores fríos. Los padres de la joven lo atosigaron con preguntas apenas pudo hablar un poco más. Ahí se entraron que no era un vagabundo, la familia lo había rechazado y por eso no tenía donde ir. Cuando le preguntaron de su estado de salud él dijo que solo se había resfriado por la lluvia.

La chica iba seguido a la habitación donde se hospedaba el extraño para ver que estuviese bien. Así fue que hablaban bastante y ella así se entero que era un pianista y que su familia lo había rechazado porque tenía tuberculosis.

Enseguida fue a sus padres a pedirles que llamen a un médico para que atendiera al pobre hombre, pero ellos se negaron argumentando que era un gran gasto y el hombre era un extraño sin ningún status. El desconsuelo que tuvo es inexplicable, pero ella decidió cuidarlo de todas formas. Ya a esta altura ella se estaba enamorando del hombre y él de ella. Con la ayuda de sus criadas llevo su piano a la habitación de huéspedes. Todas las tardes ella iba y tocaba el piano para su amado. Así pasaban los días y los meses, y los padres de ella se empiezan a preocupar por la salud de su hija, por lo tanto le prohibieron entrar a la habitación.

Ella lo seguía viendo a escondidas por unas semanas hasta que no aguantó más y se escapó con él a una iglesia que habían construido los jesuitas por ahí cerca. Allí los recibieron enseguida y les dieron una habitación para que se hospedaran. Los días se les hacían largos en aquél lugar y ella se estaba cansando ya que estaba las 24 horas dedicada a cuidarlo. Mientras tanto la situación de él no mejoraba, al contrario, estaba cada día peor. Su respiración era cada vez más pesada, hasta se le entrecortaba a veces, tosía cada vez más. Estaba muy débil y sabía que no iba a mejorar, que le quedaba poco tiempo. Ambos lo sabían aunque nunca lo mencionaban…

Habían encontrado un piano en la iglesia que se usaba para tocar coros. Se podía usar un rato por día, asique ella como siempre le tocaba alguna pieza. Enfermo y débil como estaba, cuando ella tocaba, parecía recuperar el ánimo y hasta podía sonreír. Una tarde de Octubre, él le pidió en un susurro que le traiga el piano al lado de su cama. Ella con la ayuda de algunos monjes se lo llevaron y él con muchísima dificultad se incorporó y se puso a tocar la pieza favorita de la joven, “raindrops” de Chopin. Ella lloraba confundida entre la alegría y la tristeza porque sabía que le quedaba poco tiempo a su amado. Al terminar la besa y se vuelve a acostar diciéndole que la amaba y que él siempre estaría con ella en esa melodía…

http://www.youtube.com/watch#!videos=7OP2OGS7gKg&v=OcIMvliWM2I

martes, 6 de abril de 2010

Eduardo Bork

Eduardo Bork era uno de los tantos inmigrantes europeos que poblaron la Patagonia Argentina. Era un Alemán que en su juventud había sido marinero. Era distinguido entre los locales por su coraje y serenidad.

En una ocasión estaban explorando la zona de la cuenca del río Santa Cruz él y un compañero de trabajo suyo. Habían dejado un bote atado en las orillas del río y se habían ido a cazar. Al regresar con un guanaco se encontraron con que se había soltado el bote y que estaba en la otra orilla. Por suerte había unas rocas que sobresalían río abajo que habían frenado al bote, de otro modo con las corrientes que tiene ese río ya lo hubiesen perdido junto con las provisiones, entre ellas la sal, imprescindible para matar la "catinga" de las carnes.

La única forma de buscar las imprescindibles provisiones era cruzar el río nadando. El río Santa Cruz es conocido en la zona por lo peligroso que puede ser: muy frío y con correntadas muy fuertes, pero esto no pareció importarle a Eduardo que sin dudar se metió y venció valientemente la corriente y el frío. Recordadno la hazaña años más tarde decía que el cruce nadando era poca cosa en comparación con la vuelta casi desnudo en el bote con el viento helado sumado al frío que ya tenía del agua casi congelada del río. Casi me mato el frío -dijo él-. al llegar a la otra orilla hubiese dado cualquier cosa por una botella de whisky.

En otra ocasión, más al norte, Bork fue junto a otros dos hombre a buscar un toro salvaje que se había mezclado con los novillos mansos. Se conoce de un sólo hombre en la Patagonia que haya enlazado un toro salvaje. Ellos optaron por lo más seguro: un máuser y diez balas.

La tropa era un gran lío que mugía y se ponía cada vez mas nerviosa. Él índigena que tenía el arma ya había disparado 9 de las 10 balas sin herir de gravedad al toro que ahora además de salvaje estaba enfurecido. En una de esas el toro cargó contra el indio que se mezclo entre la tropa antes que arriesgar su última bala.

Después de esto decidieron que Eduardo se escondería entre unas matas con el máuser y los otros dos intentarían arrear con sus caballos al toro hacia él. A los 2 o 3 minutos el alemán se había cansado y había salido a buscar al toro que lo vió antes que él a la bestia. Éste cargo contra él sin darle tiempo a reaccionar. Le dió un topetazo tan fuerte que salió volando y aterrizo en unas matas de calafate (que los salvaron porque el toro no podía llegar ahí). Por userte tenía los cuernos tan abiertos que no llegó a lastimarlo con ellos. Tan pronto el toro se dió cuenta que su víctima estaba fuera de alcance se fue para otro lado y sus dos compañeros pudieron ayudarlo a salir de la espinoza mata.

Apenas se vió libre salió al descampado gritando furioso para encontrar al toro. Al instante casi lo encaró el toro que corría con una potencia descomunal. Del otro lado estaba Eduardo con el máuser al hombro esperando a la bestia con una serenidad increíble. Fueron segundos que parecían horas. Cuándo el toro estaba a unos 25-30 metros se escuchó el disparo. La inercia del animal era tan fuerte que frenó a unos pocos metros de Bork, parecía de película.

Éstas son sólo algunas de las aventuras de Eduardo Bork, uno de aquellos que quisieron domar a esta tierra salvaje y solitaria.

lunes, 22 de marzo de 2010

Tragedia en el paso

Corría el año 1904, allá por El Paso, un pueblito de la estepa Patagónica. El pueblo tenía algunos almacenes y cafés además de su pequeño vecindario. No era nada fuera de lo común, excepto el hecho de que era paso casi obligado para los viajantes que venían del sur. El pueblo albergaba muchos viajantes en las temporadas que la peonada viajaba hacia el norte para vender los productos de sus patrones. Había días que en los cafés se juntaban más de 100 peones que recién habían cobrado su sueldo, gastando gran parte en los placeres que les ofrecían en los cafés.

Por las madrugadas era común ver muchísimos peones tirados en la vereda batallando con la resaca del día anterior, con un olor a alcohol tan fuerte que lo olías a muchos metros de distancia. Lo triste era que la mayoría de las noches había alguna pelea entre ellos, causada por el desenfreno de la noche mezclada con cantidades descomunales de alguna bebida barata, por ahí alguna mujer, o alguna disputa por dinero de por medio. Típica situación, pero no por eso algo bueno… Lo que agravaba todo este coctel explosivo era la falta de policía en estos lugares, o peor: la presencia de uno corrupto…

En Septiembre, un día cualquiera, llegaron al pueblo unos 60 peones de 3 o 4 estancias grandes. Manuel Ramos, hombre bien de campo, con unos 30 inviernos pasados, curtido ya de tanto tiempo expuesto a los rayos del sol, al viento y al extremo frío de la Patagonia, sin hablar de sus trabajos como peón. Había venido con los bolsillos cargados con su recién cobrado sueldo y con grandes expectativas de ver a su noviecita que vivía en el pueblo, una muchacha de tan sólo 20 años. Una morenita con rostro hermoso y mirada dulce, era una muñequita, capaz de hipnotizar a cualquier hombre con el que se cruzara. Ángeles Rodríguez era su nombre. Ella siempre soñaba con su gran romance, quería protagonizar su propia historia de amor…

Manuel había estado esperando mucho tiempo para este día. Había trabajado dos años sin descanso, ahorrando hasta el último centavo, yendo al extremo para conseguir dinero. Con sangre, sudor y lágrimas, había conseguido lo que tanto quería, cumplir el sueño de su amada… Tenía un anillo de oro puro con 7 piedras preciosas traídas de África, único, hermoso y exótico. Le había hecho un vestido para la ocasión, el cual lo había copiado de uno que tenía la mujer de su patrón.

Ángeles, ya había conocido a otro… un hombre adinerado del pueblo que le podía dar muchas cosas materiales, alguien que su padre aprobaba, un caudillo: Juan de Dios Zúñiga. Cuando llega Manuel, después de su larga ausencia, se lo hace saber. Le dice que ya encontró un hombre, alguien importante, alguien que le puede dar lo que ella le pide… A ella no le dice más que lo mucho que le duele escuchar eso pues era todo un caballero. Desconsolado e indignado, sale errante buscando consuelo, ahogar ese dolor que lo estaba quemando por dentro, acabar eso de alguna manera.

Después de haber caminado mucho, se termina internando en el café “Facón Grande”. Ya hacía 4 horas que estaba sentado en la barra, pidiendo trago tras trago. El triste intento de ahogar las penas. Pobre Manuel, tenía un aspecto miserable. ¿Quién no lo tendría en su situación? La gente que pasaba a su lado lo veía y hacían muecas, algunos de lástima, otros con mirada pícara de burla. Ya no le importaba mucho, no le importaba más nada. ¿De qué servía la dignidad o el honor, si ya no tenía a Ángeles? Pensaba hacia sus adentros en ese diálogo interno repetitivo y sin pausa, como un mar de voces que lo deprimían cada vez más.

Justo en el momento que se estaba levantando para irse, ve sentado en una de las mesas al “otro”, ese ladrón que le había robado lo poco que tenía y amaba. No lo mataría por la espalda o con un ataque imprevisto, tenía dignidad. Acercándose a la mesa, le dice entre lágrimas y tartamudeos de enojo que lo retaba a un duelo. Para situarnos un poco en la situación, en esa época era costumbre “arreglar cuentas” de esta forma. Hasta el presidente Julio A. Roca llevaba consigo un “estoque”, una especie de bastón que hacía de vaina para un punzón.

En ese momento, todo el café cayó bajó un gran silencio. Jamás se había escuchado de un peón retando a duelo a un terrateniente, a un caudillo. Era impensado. Además Juan era un hombre habilidoso con la espada. En la región era el campeón del club de esgrima. Con todos los que estaban en el café, bajaron hasta las orillas del río, donde se jugarían a todo o nada con facón. Juego letal.

La pelea empezó, todas las miradas fijadas en ellos. Los dos eran rápidos y fuertes, era difícil ver los movimientos de sus brazos y piernas atacando y esquivando a la luz de la luna. Habrán pasado 20 minutos así hasta que el terrateniente le dio una puñalada en el costado izquierdo. Luchando por no caer al suelo por el dolor y no ser apuñalado nuevamente, siguió luchando y a los pocos minutos lo apuñalo cerca del hombro. Ahora los dos, fieras heridas, estaban cansados y doloridos. Pero ninguno se daría por vencido. Siguió la pelea, los testigos asombrados y espantados. Por tres largas horas siguió el duelo. Ahora el peón tenía cinco puñaladas y el otro seis. Estaba rayando el alba y los dos estaban pálidos, sudados, cansados y ensangrentados. Ya había poca gente a su alrededor y ahora que se podían ver mejor se asombraban al ver el aspecto de su contrincante. Pero aún así, ninguno daría el brazo a torcer. Al borde del colapso, ambos siguieron la feroz lucha, pero no tardaron mucho en caer ambos al suelo abrazados con sus facones clavados. Los pocos testigos que habían quedado huyeron, dejando a los agonizantes luchadores en el suelo. Ambos fallecieron allí en la orilla del río. Cuando vino la policía y los revisó para averiguar el motivo de tan mortífera pelea, encontraron en la chaqueta de Juan de Dios Zúñiga una carta de amor firmada por Ángeles, y en la mano apretada de Manuel Ramos un anillo de oro con piedras preciosas que ninguno de ellos conocían con la inscripción: Manuel y Ángeles por siempre…

martes, 9 de marzo de 2010

La primera vuelta al mundo (2ª parte)

Se quedaron por la temporada arreglando las naves e investigando la zona. Magallanes manda 4 hombres 30 leguas adentro para plantar una cruz de madera, establecer relaciones con los habitantes (si es que los había) y buscar alimentos, leña y otros víveres. Paso mucho tiempo en que los navegantes creían que la tierra era totalmente despoblada, tierra de nadie.

Un día, los marineros avistaron en la playa un “hombre gigantesco casi desnudo que cantaba y bailaba echándose arena en la cabeza”. Uno de los marineros bajó a su encuentro y a imitarlo en señal de amistad. El hombre se sorprendió muchísimo al verlo haciendo señales hacia arriba como queriendo decir que venía del cielo. Desde lejos, sus compañeros veían a los dos y el español apenas era más alto que la cintura del otro.

Al verlo Magallanes lo recibe en su nave, dándole de comer. Al terminar le dan un espejo, lo cual le causo una gran sorpresa y admiración. Luego de haberlo cargado con obsequios lo devuelve a la costa. No tardó en volver con más “nativos” para conocer a los hombres desconocidos que hablaban una lengua extraña, eran de baja estatura y tenían vestiduras extrañas. Los españoles los llevaron a las naves y les dieron de comer, pero ellos no tardaron mucho en pedirles volver a tierra. Los españoles los llevan devuelta a la costa y los bautizan “Patagones”.

El 24 de Agosto zarpan de San Julián creyendo que los temporales ya se habían terminado. A los 2 días de navegación llegan al río Santa Cruz. Allí paran 2 meses para provisionarse con agua, leña y pescado. Finalmente el 18 de Octubre levan anclas y salen rumbo sudoeste. A los pocos días vieron una larga punta de tierra baja y arenosa. Al verlo mandan a las naves San Antonio y Concepción a hacer un reconocimiento. A su regreso los tripulantes de las naves creen firmemente haber encontrado el tan buscado estrecho. En un informe a Magallanes detallan que han navegado durante 3 días sin encontrar salida, los marineros han notado grandes corrientes y pocas menguantes que los hacía llegar a la conclusión de que esas aguas se vaciaban en algún mar desconocido. Al escuchar esto, Magallanes manda un grupo de 10 hombres a reconocer la y tierra y sin tener que buscar mucho encuentran 200 sepulturas de indios.

Al navegar por estas zonas los españoles no podían conciliar el sueño, las fuertes supersticiones, creencias fantasiosas y las muchísimas leyendas que había entre ellos los atormentaba muchísimo. Hasta el más valiente temblaba de miedo al navegar aquellos lugares misteriosos. Por las noches, el extremo silencio cortado solamente por el sonido de las olas rompiendo contra el casco de la nave y por algún canto de aves como la Garza bruja llenaba de pavor a todos. Durante las noches, en la costa del lado sur se veían fogatas, lo que le dio el nombre de “Tierra del fuego”.

A medida que van avanzando por el estrecho, notan que el paisaje cambiaba de una estepa con poca vegetación a montañas con suelo verde y hermosos árboles. Los navegantes estaban fascinados con la belleza de aquél lugar. Muchos decían que era el lugar más hermoso que habían visto en sus vidas. Ese paisaje hermoso, imponente y solitario que hoy conocemos tan bien, cautivó a los fatigados viajantes.

Las naves siguen rumbo noroeste, navegando entre numerosas islas formadas por profundos canales. Al llegar a la última de éstas se va descubriendo de a poco un mar inmenso que se extiende sin límites hacia el oeste. Todos lloraban de alegría, no podían creer lo que veían sus ojos. En su alegría Magallanes bautiza el estrecho “Todos los santos”, hoy “estrecho de Magallanes”. Los marineros, al ver la tranquilidad de éste océano, en comparación con el embravecido océano Atlántico, lo bautizan “océano Pacífico”.

Tristemente, Magallanes no pudo completar la primera vuelta al mundo, al igual que muchos otros soldados y marineros que al día de hoy son héroes anónimos. El 27 de abril de 1521, Magallanes muere en un combate con indígenas filipinos. Finalmente, el 6 de septiembre de 1521, llega a España una sola nave de las 5 que partieron, La Victoria, al mando de Elcano con 18 sobrevivientes que por el hambre y todo lo sufrido tenían aspecto de espectros.

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They were arranging for the season the ships and researching the area. Magellan sent 4 men 30 leagues in to plant a wooden cross, build relationships with people (if they were any) and look for food, firewood and other supplies. They spent much time in that they believed that the land was totally depopulated.

One day, the sailors spotted on the beach a "huge nearly naked man singing and dancing while throwing sand on his head." One of the sailors went to meet him and imitate him in a sign of friendship. The man was genuinely surprised to see him and made signs waving upward as if to say he came from heaven. From afar, his teammates looked to both and the Spanish was barely higher than the waist of the other.

Seeing him Magallanes ordered to bring him to his ship and give him lunch. When he finished he gave him a mirror, which caused him a great surprise and admiration. After having loaded him with presents he took him back to the shore. He didn´t take long to come back with more "natives" to meet the unknown men who spoke a foreign tongue, were short and had strange garments. They were taken to the Spanish ships to give them food, but they did not take long to ask them to go back to the shore. The Spanish took them and baptized them"Patagones".

On August 24 they sailed from San Julian with the belief that the rough winter time had already passed. After 2 days of sailing they got to the river Santa Cruz. There they stopped for 2 months to provision themselves with water, firewood and fish. Finally on October 18 they lifted anchor and headed towards the south. After a few days of sailing they saw a long point of land. Seeing this Magallanes sent the ships o San Antonio and Concepcion to recognize the placer. On their return the crew of the ships firmly believed to have found the long-sought strait. In a report they gave Magallanes they wrote that they had sailed for 3 days without finding a way out, the sailors had seen big flows and few dwindling. Those facts made them reach the conclusion that these waters were flowing into some unknown sea. Hearing this, Magallanes commanded a group of 10 men to acknowledge the land and without having to look too far they found 200 indian graves.

When sailing these waters the Spanish could not sleep because of the strong superstitions, beliefs, fantasies and legends that haunted their minds. Even the bravest trembled with fear when navigating those mysterious places. At night, the silence cut only by the sound of waves crashing against the hull of the ship and some birds call such as the “Garza Bruja” filled them with fear. At night, on the south coast side were fires, which gave that land the name "Tierra del fuego".

As they advanced through the strait, they noticed that the landscape changed from a steppe with little ground vegetation to green mountains with beautiful trees. The sailors were fascinated by the beauty of that place. They said that was the most beautiful place they had seen in their lives. The beautiful scenery, stunning and lonely now so well known to us, captivated the weary travelers.

The ships headed west, navigating between numerous islands formed by deep channels. As they reached the last of these they could begin to see behind it a vast sea which extended without limits to the west. Everyone was crying with joy, they could not believe their eyes. In his joy Magallanes christened the Strait "Todos los Santos", now "Estrecho de Magallanes”. The sailors, seeing the tranquility of this ocean, compared to the raging Atlantic Ocean, baptized it as the "Pacific Ocean".

Sadly, Magallanes could not complete the first circumnavigation of the globe, like many other soldiers and sailors who today are anonymous heroes. On 27 April 1521, Magallanes is killed in a battle with Filipine natives. Finally, on 6 September 1521, a single ship of the 5 that had left arrived in Spain, under the command of Elcano, “La Victoria” arrived with 18 survivors, that with the hunger they had and all the sufferings of the trip were like spectres.

lunes, 1 de marzo de 2010

la primera vuelta al mundo (1ª parte)

Alrededor del siglo XVI en la imaginación social colectiva el nuevo continente, la tierra desconocida, América, llegaba hasta el polo sur. “Terra incógnita Australis” la llamaban en ese entonces.

El navegante Portugués, Hernando de Magallanes, tenía el sueño de dar la primera vuelta al mundo. En el año 1517, se dirige a Sevilla ya que como dice el dicho: nadie es profeta en su propia tierra, y ésta no era una excepción. Cuando llega le ofrece al rey Carlos I llegar a las islas de las especies por un camino alternativo. El rey manda hacer 5 naves, y deja a su mando 234 marinos y soldados además de víveres para 2 años. Esta no era una tarea fácil, sólo los hombres más aguerridos, los más valientes, podían entrar a esta misión, esta gran aventura mortífera.

Con un hermoso viento en popa, las 5 naves zarpan el 20 de septiembre de 1519 de Sanclúar de Barrameda. Durante las largas noches del viaje debían precederse fijando en la popa una antorcha. El 19 de enero de 1520 llegan a la desembocadura del Río de la Plata, donde se queda unos días y sigue viaje. Desde el barco, Magallanes ve un cerro que llama monte viti, actual Montevideo.

El 31 de Marzo, las naves entran al actual puerto San Julián y tiran el ancla con la idea de invernar. Allí tuvo que soportar un motín por parte de una gran parte de los marineros y los jefes de tres naves por los maltratos recibidos por parte del almirante. La insurrección fue reprimida cobrandose las vidas de los capitanes Mendoza y Qusada, sin mencionar que la mano derecha de Magallanes, Juan de Cartagena fue abandonado en la costa como castigo. Reestablecido el orden salen a reconocer las costas para encontrar el tan deseado estrecho. Magallanes manda al comandante Juan Serrano, a cargo de la nave Santiago, a navegar por la costa hacia el sur. El 31de Mayo llegan a la desembocadura de un río con corrientes muy fuertes, bastante ancho, lo que les hace pensar que es el estrecho. Durante 6 días de reconocer las costas, pescar y cazar lobos marinos (abundantes en la zona y de un tamaño desconocido antes por los españoles) siguen viaje hacia el sur decidiendo que era un río y no el estrecho. El comandante Juan Serrano lo bautiza río Santa Cruz en honor a la fiesta católica que se celebraba el día que lo descubrieron.

Luego de unos días de navegación por el mar enfurecido, el 22 de mayo, durante una tormenta furiosa con ráfagas de viento fuertísimas que ninguno de esos experimentados marineros jamás había experimentado en su vida. En medio de esa tormenta, después de horas de pelear contra ella, el timón no resistió más y fue arrancada por una de las tantas olas que la habían golpeado. Sin la posibilidad de darle rumbo a la embarcación, fueron arrastrados por las olas y el viento hasta la costa y los restos de la nave quedaron varados. Los marineros muertos de miedo y cansados ya del trabajo que les dio esa tormenta amanecieron en una costa de la provincia de Santa Cruz, sin tener noción alguna de donde se encontraban, con las provisiones del barco perdidas y sus ánimos bajo tierra. Ocho días y noches estuvieron varados en esa tierra desconocida comiendo las pocas yerbas silvestres que pudieron encontrar en la zona. Finalmente decidieron volver por tierra con las tablas que les había devuelto el mar sobre sus hombros para poder armar una balsa y cruzar el río Santa Cruz, lo cual no sería tarea fácil. Luego de 4 días de camino a pie llegaron al río con menos de la mitad de las tablas porque les era muy trabajoso llevar todo ese peso sobre sus espaldas con casi nada de agua y sólo algunas yerbas silvestres para alimentarse. Con la balsa que pudieron armar cruzaron 2 hombres, dejando al resto del otro lado del río. Después de 11 días de viaje a pie, los 2 marineros llegan a San Julián y se encuentran con los que se habían quedado. Por las fuertes y prolongadas tempestades no podían rescatar a sus compañeros. No obstante, Magallanes manda por tierra 20 hombres cargados con pan, vino, etc. Fue un obstáculo difícil de superar, pero a pesar de todo volvieron a San Julián sin perder un solo hombre.

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Around the sixteenth century, in the collective social imagination, the new continent, the unknown land, America, reached the South Pole. "Terra Australis incognita" they called it then.

The Portuguese adventurer, Hernando de Magallanes, had the dream of giving the first trip around the world. In the year 1517, he goes to Seville because as the saying goes, nobody is prophet in his own land, and He wasn´t any exception. At his arrival he offered King Carlos I of Spain to reach the islands of the species through an alternative path. The king accepts and ordered to make 5 ships, and gives to his command 234 sailors and soldiers as well as supplies for 2 years. This was no easy task, only strong men, the bravest could enter this mission, this deadly adventure.

With a beautiful wind, the 5 ships set sail on 20 September from Sanclúar de Barrameda. During the long nights of the trip they preceded themselves by setting a torch in the stern. On January 19, 1520 they reach the mouth of the Río de la Plata, there they stay a few days and go on south. From the boat, Magallanes saw a hill he called Monte Viti, current Montevideo.

On March 31, the ships entered Puerto San Julian and pull the anchor with the idea of staying for the winter. There had to endure a mutiny by a large part of the sailors and chiefs of 3 ships because of the abuse of the admiral. The insurrection was repressed taking the lives of Captains Mendoza and Quesada, without even mentioning that Magallanes right hand, Juan de Cartagena, was left on the shore as a punishment. Once the obedience is restored they went to recognize the coast and find the coveted strait. Magallanes sent the commander Juan Serrano, in charge of the ship Santiago, to sail along the coast to the south. On May 31, they arrived at the mouth of a river with strong currents, quite wide, making them think that it could be the strait. During 6 days of recognizing costs, fishing and hunting sea lions (abundant in the area and of a size unknown before to the Spanish) they decided that it was a river and not the strait. Juan Serrano commander named it Santa Cruz River in honor of the Catholic festival being held the day it was discovered.

After a few days at sea by the raging sea on May 22 during a fierce storm with extremely strong wind gusts that none of these experienced sailors had never experienced in their life,, after hours of fighting against it, the rudder did not resist and was ripped off by one of the many waves that had been beaten that night. Without the ability to give direction to the boat, they were dragged by the waves and the wind to the coast and the remains of the stranded ship. The scared and tired salilors woke up on a coast of the province of Santa Cruz, without any notion of where they stood, the boat with supplies and encouragement lost. Eight days and nights they stayed in this land eating the little wild herbs they could find in the area. Finally they decided to return on foot with the wood that was left from the ship on their shoulders to build a raft and cross the Santa Cruz River, which would not be easy. After 4 days' walk they reached the river with less than half of the wood because it was too burdensome to carry all that weight on their backs with almost no water and only a few wild herbs to feed. With the raft they could make two men could cross, leaving the rest on the other side of the River. After 11 days of traveling on foot, the two sailors arrived at San Julian and met those who had stayed. Because of the strong and long storms they could not go and rescue their comrades. However, Magellan sent 20 men on foot loaded with bread, wine, etc.. It was a difficult obstacle to overcome, but nevertheless they returned to San Julian without losing a single man.

martes, 16 de febrero de 2010

Bandidos gringos en la Patagonia

Esto que les voy a contar duerme entre tantas leyendas que ya no se sabe que es hecho histórico y que son invenciones de la imaginación.

Cuenta la historia que el 20 de febrero de 1901, Butch Cassidy, Sundance Kid y Etta Place (tres “outlaws”) partieron de Nueva York a bordo del vapor Británico “Herminius” hacia Buenos Aires, Argentina. Los tres compañeros compraron una cabaña con cuatro habitaciones sobre un terreno inmenso a las orillas del río blanco, cerca de Cholila, Chubut.

El 14 de febrero de 1905, dos bandidos de habla inglés que se cree eran Butch y Sundance, asaltaron un banco en Río Gallegos escapando con una suma equivalente a U$ 100.000 de hoy. El 1 de Mayo venden el rancho en Cholila porque se sentían muy amenazados. Por todas partes se hablaba de los 2 bandidos y su compañera norteamericanos y del precio que tenían sus cabezas.

Alertados por un comisario que estaba enamorado de Etta, Butch y sus compañeros fueron hasta San Carlos de Bariloche. Desde allí cruzaron la frontera y llegaron al refugio de Chile. El 19 de diciembre de ese año volvieron a la Argentina con un cuarto hombre con el cual robaron el banco de la nación en Villa Mercedes. Perseguidos por un grupo de hombres armados se fueron a refugiar nuevamente a Chile con $ 12.000 bajo los brazos.

El 30 de junio de 1906 Etta, cansada ya de correr, esconderse y vivir sabiendo que en cualquier momento su vida se le podría escapar de las manos sin remedio, decidió regresar a San Francisco escoltada por Sundance Kid. Parker (Butch Cassidy), bajo el alias de Santiago Maxwell consiguió trabajo en una mina de estaño en Santa Vera Cruz, Bolivia, donde luego se encontró con Sundance que volvía de dejar a su amiga Etta.

La muerte de Butch Cassidy al día de hoy es un misterio sin resolver. El 3 de noviembre de 1908 el correo de la mina de plata “Armayo Franke y Cía.” fue robado por 2 ladrones norteamericanos en las proximidades de San Vicente adonde los ladrones se dirigieron luego del asalto.

Tres noches después del incidente, la casa en la que estaban los 2 ladrones fue rodeada por soldados locales y el alcalde del lugar, todos ellos armados con armas de largo alcance y una gran potencia de fuego. Según se cuenta hubo un tiroteo muy feroz que duro casi toda la noche. A la mañana cuando ya hacía rato no se escuchaba un solo ruido de adentro de la casa, entraron con mucha precaución y encontraron dos cuerpos con muchísimas heridas en los brazos y piernas, uno con una herida de bala en la cabeza y otro con un agujero en la sien. Aparentemente ambos se habían suicidado, pero nunca se pudo confirmar ya que la casa tenía agujeros por todos lados de las balas que habían disparado los soldados. Los cuerpos fueron enterrados en el anonimato en el cementerio local. Hubo mucha gente que quiso encontrar esas tumbas anónimas, pero al día de hoy no se han encontrado restos con muestras de ADN que correspondan con el de los parientes vivos de Butch Cassidy y Sundance Kid.

Según la hermana de Parker (Butch Cassidy), Lula Parker Betenson, él volvió a EE.UU. y vivió anónimamente durante años. En el libro biográfico que escribió sobre su hermano cita varias veces situaciones en las que gente que conocía a Parker lo vieron luego de 1908.

Anécdotas y evidencia circunstancial mostrarían que Longabaugh habría regresado a los Estados Unidos al igual que su compañero muriendo en el año 1937, terminando sus días en paz.

Hay quienes dicen que Butch Cassidy fue a Paris para alterar sus facciones con un cirujano de ahí. Toda la correspondencia que había de Parker y Longabaugh termina con el incidente de San Vicente. ¿Serán todas coincidencias?, ¿habrán sido humo y espejos todos estos hechos?, ¿un señuelo que todos creímos sin cuestionar?, ¿o habrá sido verdad y nos están queriendo vender historias que no fueron?

¿Cómo saber? Cuando un hecho está tan minado de leyendas, mentiras es difícil saber a quién creer, ¿no?

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This story is one of so many legends when you no longer know what is fact and what becomes legend.

History tells us that on 20 February 1901, Butch Cassidy, the Sundance Kid and Etta Place (three "outlaws"), left New York aboard the British steamer "Herminius" for Buenos Aires, Argentina. Once in Argentina they bought a cottage with four rooms on a huge field on the banks of the White River, near Cholila, Chubut.

On February 14, 1905, two English-speaking bandits, believed to be Butch and Sundance, robbed a bank in Rio Gallegos, making a getaway with a sum equivalent to U.S. $ 100,000 today. On May 1, they sold the ranch in Cholila because they felt their lives in danger. Everywhere they went they heard stories about the two North American bandits and their companion, and especially of the price that had been set upon their heads.

Alerted by a deputy who was in love with Etta, Butch and his companions fled to San Carlos de Bariloche. From there they crossed the border and reached the refuge in Chile.

On 19 December of that same year, they returned to Argentina with a fourth unidentified man and held up “El banco de la Nación” in Villa Mercedes. Pursued by a group of armed men they took refuge in Chile with $ 12,000 in their pockets.

On June 30, 1906, Etta, tired of running, hiding and living with the knowledge that at any moment her life would be over, she returned to San Francisco with the Sundance Kid. Parker (Butch Cassidy), under the alias of James Maxwell, got a job in a tin mine in Santa Vera Cruz, Bolivia, where Sundance met him later that year after leaving her friend in the United States.

When Butch Cassidy died, is still an unsolved mystery. On 3 November 1908 the post from the silver mine "Armay Franke y Cia." was stolen by 2 Americans in the vicinity of San Vicente where the thieves went, after the robbery.

Three nights after the incident, the house where the 2 thieves were staying, was surrounded by soldiers and the local mayor, all armed with long range weapons and high firepower. The witnesses of that day tell us that there was a fierce firefight that lasted almost all night. The next morning, when a long time passed with no sound heard from inside the house, they entered with great care, and found two bodies with many wounds in their arms and legs. One had a gunshot wound in the head and the other had a hole in the temple. Both apparently had committed suicide, but it was never confirmed, as the house had holes on all sides from the bullets the soldiers had fired. The unnamed bodies were buried in the local cemetery. There have been many people who wanted to find these unmarked graves, but up until now, no remains correspond to the DNA with that of living relatives of Butch Cassidy and the Sundance Kid.

According to Parker´s (Butch Cassidy) sister, Lula Parker Betenson, he returned to the U.S. and lived anonymously for years. In the biographical book she wrote about his brother she often quotes situations in which people who knew Parker saw him after 1908.

Anecdotal and circumstantial evidence show that Longabaugh would have returned to the United States as his partner did, and died in 1937, ending his days peacefully.

Some say that Butch Cassidy went to Paris to alter his features with a surgeon there. All correspondence of Parker and Longabaugh ended after the San Vicente incident. Are these all coincidences?, have all these facts been illusions?, A decoy we believed without question?, or was it true and they are trying to sell us stories that were not?

How can one tell? When events are so mixed with legends, it is difficult to know the truth, isn´t it?