martes, 22 de junio de 2010

Recuerdos

Cambio un mueble de lugar, subo las escaleras, me agito un poco. Me empiezo a cansar. Pienso lo mucho que he cambiado con estos años. Ya no soy ese escocés que le hizo frente a una Patagonia desconocida y salvaje. Miro hacia atrás con cierto orgullo al hombre que solía ser.
Pero en estos años ha cambiado tanto que me pregunto si soy el mismo. Llego a pensar incluso si fue un sueño y ese hombre jamás existió. Esos recuerdos parecen cautivos de un mundo lejano e inalcanzable. Pero una vez que la mente me plantea todos esas jugadas torcidas me pongo a ver alguna que otra foto que tengo con mis amigos en Chubut, en Santa Cruz. Veo la página de diario que aún conservo de aquella vez. Entre todo eso encuentro una foto de ella y todo empieza a volver, los recuerdos me traen emociones muy fuertes, especialmente los que tienen que ver con ella. He encontrado la llave para entrar a ese mundo mágico.

Había llegado a la Patagonia buscando nuevas oportunidades. Argentina era en ese momento la tierra de las oportunidades, asique estaba seguro que las encontraría. Estuve un año en la península valdés haciendo trabajos en el puerto para juntar plata y poder irme a alguna otra parte del país, recorrer lugares solitarios de la Patagonia. Ahí conocí a algunos escoceses, galeses e irlandeses que son los que me acompañarían en mi aventura. Cuando junté el dinero suficiente para todo lo que necesitaba partí con estos seis amigos hacía la cordillera.

Íbamos hacia el sur. Los paisajes te dejaban atónito. Lo más increíble era la soledad de aquellos lugares. La soledad los hacían mágicos, le agregaban misterio. El silencio abrumador era interrumpido por el viento que te castigaba sin piedad, y si prestabas atención por el ruido de algún arroyo o río brotando con vida, o un cóndor o águila. Por las noches había que luchar contra el intenso frío. Igual como me había criado en Escocia estaba acostumbrado. Pero durante el día al recorrer esos lugares decidías que valía la pena bancarse todo eso.

Aunque todo eso era una hazaña en sí misma casi, lo que realmente destacó fue cuando encontramos lo que hoy se llama "el hielo continental", extensiones inmensas de hielo en la provincia de Santa Cruz, llegando al límite con Chile. Al descubrirlo no pudimos seguir indiferentes nuestro viaje. Tomamos provisiones y nos aventuramos hacía adentro.

Caminar sobre esa superficie de hielo cubierto con nieve era muy cansador. Estabamos avanzando menos de lo que creíamos que ibamos a poder. Pero abandonar no era una opción... asique le hicimos frente de todas formas a esa tierra salvaje e indomable. Uno de los días nos agarró una tormenta de nieve y viento. No se veía más de 1 metro delante tuyo. Te tropezabas con muchísima facilidad. Duró unas 2 horas en las que seguimos caminando de todas formas (tratar de armar las carpas con ese intenso viento sería totalmente inútil). Cuando terminó la tormenta ya había oscurecido, asique acampamos ahí mismo. Al otro día, el que tenía la brújula nos despertó a todos desesperado. No encontraba la brújula. Creía que se le había caído durante la tormenta alguna de las veces que se tropezo.

Salimos todos enseguida a buscar en la nieve aunque sabiamos que sería buscar una aguja en un pajar. Después de un rato nos dimos por vencidos, era una pérdida de tiempo. Decidimos intentar volver sobre nuestros pasos para poder salir de aquél lugar, tan hermoso como letal. Estuvimos una semana caminando sin ver nada que nuestra mente reconozca. Estabamos claramente perdidos.

A las dos semanas, ya nos quedabamos sin provisiones. Cualquiera sabe que para hacer ejercicio físico se necesita bastante energía. Para mantener el calor corporal se usa más energía todavía. Estabamos en un serio problema. Ahí no había nada que pudiesemos cazar para comer. Y no hay plantas ni bichos tampoco. Era una pesadilla... Nos peleabamos constantemente. El estrés nos estaba empezando a dividir como grupo, nos hechabamos las culpas. El pobre que perdío la brújula fue el que peor la pasó. Yo me hechaba la culpa porque había sido el de la idea. Tendríamos que haber avisado a otras personas por si pasaba algo asi que nos fuesen a buscar con un grupo de rescate. Pero ahora ya era muy tarde.. el error estaba hecho. Ya saben como dicen: de nada sirve llorar sobre la leche derramada.

Ya era la tercer semana y todavía no encontrabamos la salida. Estabamos débiles, casi moribundos diría yo, no se, por ahí me acuerde mal, no estoy muy seguro. Pero me acuerdo sí que no estabamos diez puntos. Nuestra razón no era nuestra mejor cualidad en ese momento, la desesperación que teníamos no lo permitía. Había algunos que se querían dejar morir, que decían que era inútil seguir caminando y buscando la salida. Con la ayuda del resto del grupo pudimos alentarlos y convencerlos de seguir. De eso estaba muy seguro: no iba a dejar que nadie se muera mientras pueda evitarlo. El fracaso nunca fue una opción para mi.

Ya a la cuarta semana ni los mas optimistas de nosotros tenía esperanza. Pero esa fuerte convicción de que no había que abandonar la esperanza nos hizo seguir adelante. Ya al final de la semana cuando parecía que moriríamos en cualquier momento vimos de lejos lo que parecía un bosque y el final del hielo. Yo miraba a mis compañeros pensando que estaba alucinando, que eran todos trucos de mente. Pero la cara de asombro y alegría de ellos me convencía de lo contrario. Estabamos destrozados físicamente, pero de alguna forma encontramos fuerza y hechamos a correr como locos.

Al llegar al primer árbol creo que lo abraze de la alegría que tenía. Pero la verdad es que esas memorias están medias confusas. Capaz fui mas sensato, o menos, ya no se. Lo único que se es que un milagro nos sacó a todos vivos de aquél lugar. De eso no hay duda.

14 comentarios:

  1. Sin comida, sin brújula, débiles... ¡una experiencia dura! Pero, a cambio, disfrutasteis del hielo continental de la Patagonia (una foto ya te deja sin palabras, así que, al natural...).
    Era imposible que fracasaseis, ya que, como dices, el fracaso nunca fue una opción (para conseguir que algo salga mal, no hay nada como empezar a pensar en las peores opciones).

    ResponderBorrar
  2. Maria: gracias por tu comentario! te aclaro por las dudas, esto es un cuento que escribí, no lo vivi (por más que me encantaría llevarme el crédito del héroe, jeje). Se suponía que era un cuento realista... se ve que cumplió los requisitos.
    Un abrazo desde el fin del mundo!

    p.d: hay segunda parte para esta! no te lo pierdas :D

    ResponderBorrar
  3. ¡¡¡¡¡¡Que no, que yo también estaba haciendo un comentario realista pero todo inventado!!!!! (¿no te lo crees, verdad???). Vale, me lo he creído, pero... como excusa tengo una bien buena: acabo de incorporarme al blog. ¡ah! Menos mal que no tengo ahí mi foto puesta, que, si no, me verías ya colorada de vergüenza. ¡Ah! ¡Espero la segunda parte!!!!

    Un abrazo

    ResponderBorrar
  4. jajaja, gracias por tu buena onda María! espero que puedas seguir disfrutando mis historias.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  5. William hola amigo aventurero yo que estaba preparada para felicitarte por lo valiente
    y agantador mire que aguantar tanto tiempo
    el ambre el frio que valentia claro que si solo
    usas la imaginación no es mucha la energía que gastas,bueno amigo como sea me entretuve un monton en tu historia pense que era real con algunos inventitos agregados,buen cuento amigo
    podias escribir más seguido lo haces muy bien
    yo te habia creido,igual que la anterior todavia
    sufro al recordarla.
    Cariños amigo un abrazo grandeeeeeeeee.

    ResponderBorrar
  6. Gladys: yo he vivido aventuras, pero lo que escribí lo más parecido que hice fue leer sobre ellas. Me alegra que te haya gustado igual!
    Últimamente no pude escribir tanto porque el mundo real no me deja entrar mucho al virtual. Ya le encontraré alguna solución...
    No te pierdas la segunda parte de esta que ya la estoy escribiendo. Abrazo!

    ResponderBorrar
  7. Hola William que tal. Si. Debe ser feo perder la brujula y no encontrar el rumbo. Sobre todo en esos lugares tan despoblados y con climas adversos. Una cosa es mirarlos a travez de la ventana de un coche o de turismo y otra cosa es estar ahi sin saber lo que puede ocurrir.
    Pero peor debe ser perder la otra brujula. La de la vida. Vivir de antiguas fotos, de recuerdos. Seria como condenarte a una muerte lenta. No seria mejor guardar esas fotos y salir de nuevo a recorrer algun paisaje de la Patagonia o de cualquier otro sitio? Por lo menos te despejas, ves cosas, quiza conoces gente. Antes que estar entre cuatro paredes recordando viejas anecdotas...
    No se. Es lo que me parece a mi. Tal vez este equivocado.
    Un abrazo y que andes bien. Chau

    ResponderBorrar
  8. Hola amigo gracias por estar en mi casa.
    En http://lpbgwwwbloggercom.blogspot.com/
    {Reflexiones Espirituales}tengo un regalito
    para mis principes y tu eres uno de ellos.
    Besos te espero.

    ResponderBorrar
  9. Gustavo: gracias por tu comentario. Seguramente tienes razón, pero como les explique esto es solo un cuento producto de mi imaginación. Muchas gracias igual por el consejo.

    ResponderBorrar
  10. Gladys: He entrado a ver tu regalito y ya dejé mi comentario allí. Ya te lo he dicho pero en este caso no me importa repetirme, eres muy tierna!
    Besos

    ResponderBorrar
  11. Gracias,amigo por ir por tu regalo espero
    lo pongas en tu blog,seria una gran alegría para mi.
    GRACIAS POR TUS TIERNAS PALABRAS.
    Besitos que tengas una bella semana.

    ResponderBorrar
  12. ¡Que buen relato!!

    Hoy es un buen relato, en ese momento debe haber sido muy dificil sobrellevarlo.Por lo que te he leído la patagonia te cautivo, me alegro.

    Te agradezco tu paso por mi blog y voy a seguir leyendo tus historias.

    Un saludo.

    mariarosa

    ResponderBorrar
  13. Gladys, no se como ponerlo en mi blog. Voy a ver quién puede darme una mano. En cuanto sepa como con gusto lo pongo. Buena semana para vos también!

    ResponderBorrar
  14. Mariarosa, gracias por tus halagos. Ya se viene la segunda parte de esta. No te lo pierdas!
    Saludos

    ResponderBorrar